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Mostrando entradas de noviembre, 2013

El hombre que amaba la soledad

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Leif GW Persson  (Lilian Neuman)    Cerca del final de este elogio de la perseverancia, Leif GW Persson -a través de su protagonista- cita a Friedrich Dürrenmatt . Así ratifica el magisterio que -todavía hoy- ejerce el autor suizo fallecido en 1990. De perseverancia y de reconocimiento de un sentido, aún ante la muerte (y precisamente porque existe la muerte, para darle un portazo en la cara, puesto que hay asuntos más importantes que atender), hablan estos señores.     De Leif GW Persson (Estocolmo, 1945) hay mucho por decir (de Dürrenmatt, que su reflexión sobre el asunto criminal sigue sonando a definitiva). Criminólogo, profesor e investigador, hombre mordaz, es homenajeado por Stieg Larsson en el primer volumen de "Millennium". El guiño a un escritor respetado en su país, agudo analista y solvente narrador. A saber por qué su trilogía "El declive del estado del bienestar" no ha tenido aquí la resonancia que merece. En la primera entrega, has

Una estrella extraña

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Unni Lindell (Lilian Neuman)      En las novelas de la noruega Unni Lindell hay una temible forma de silencio. Se siente, se experimenta como una fuerza subterránea, bajo la línea de flotación de una escritura discreta, incluso neutra. Durante el primer tramo de esta lectura el lector tal vez se sienta algo dejado de la mano de Dios, o directamente se pregunte qué se trae entre manos esta mujer.    Puede tratarse del silencio en una elegante (y sórdida, rica y violenta) familia de clase alta, en un selecto barrio de Oslo (la anterior y muy buena Muerte blanca ), puede ser el silencio en ese bosque en donde aparecerá, como en este libro, el cadáver de una rubia bonita, algo vulgar y (muy) fatal. Entonces, si se mira atrás, se advierte que Lindell ha planteado un mundo parco y con perfiles monstruosos.  Se habla de la novela negra nórdica, de sus señas particulares, de las diferencias con las de autores mediterráneos. Hay algo que decir en este caso, y es que la noruega Unni Li

CONVERSACIÓN II

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Rosa Mora y Lillian Neuman El último lapón , del escritor francés Olivier Truc, describe un país en el techo de Europa a través de una historia, del pasado al presente y al revés, y de unos personajes muy logrados.   (R.M.)- Cuando empecé a leerla me dio una pereza tremenda. Se inicia en 1663, en la Laponia central. Un lapón es quemado en la hoguera... ¡Uff! No me gustan las novelas históricas. Estuve a punto de abandonarla en la página 18, pero me la habían recomendado especialmente y decidí seguir adelante. Casi sin darme cuenta me vi atrapada en una historia y un paisaje maravillosos. (L.N.)- Antes que esta novela, el autor había escrito un reportaje sobre estas patrullas policiales del norte. Aquí hay detallismo y gran respeto por el material que trata. No obstante, también es muy crítico (y feroz cuando retrata las reglas del juego sociales, en un bar, o cuando a la joven policía la ignoran por completo). (R. M.)- Lo que me gusta de Truc es que e

Laponia, la fascinación de un descubrimiento

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(Rosa Mora)       Laponia, en el techo de Europa, se extiende por regiones de Suecia, Noruega, Finlandia y Rusia. Tierra despoblada y semidesértica, habitada por los samis (árticos), dedicados en su mayoría a la cría de renos. Pero todo cambiará para ellos, cuando sus vecinos comiencen a interesarse por el comercio de pieles y por sus riquezas naturales; madera, agua, minerales. La colonización y la explotación en toda regla se iniciaron en el siglo XVII. Los escandinavos reclutaban a los samis a la fuerza para transportar minerales hasta los ríos, y los que se negaban eran apaleados y encarcelados. La población quedó diezmada. También fueron perseguidos cruelmente por sus creencias (“supersticiones”, decían los cristianos). Fue algo así como la conquista de América, dice uno de los personajes. Tiene razón.   Ahora, estamos en el siglo XXI y las cosas han cambiado. O deberían haber cambiado. Noruega, Suecia y Finlandia reconocieron la identidad sami a finales de los ochent

CONVERSACIÓN I

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  Rosa Mora y Lilian Neuman El escritor escocés Craig Russell acaba de publicar El sueño oscuro y profundo , tercera entrega de su serie dedicada al detective privado Lennox, tan diferente de su otra criatura, el comisario Jan Fabel, de Hamburgo . (L.N)- Creo que Craig Russell en su vertiente de narrador negro americano es muy potente. Pero en su otra faceta, con su elegante y contenido comisario de Hamburgo Jan Fabel, se muestra más inquietante, o imprevisible. ¿Qué hay en una y otra serie? (R.M)- Me encanta Lennox, quizá porque es un detective clásico, como dices, al estilo duro norteamericano. Es irónico, divertido, a ratos atormentado, bordea la ilegalidad y es un poco machista. Fabel es más intelectual, serio y con poco sentido del humor. La serie de Lennox es más previsible. Los libros de Fabel son más imaginativos y sorprendentes. En muchas de sus novelas aparecen asesinos en serie.

Lennox, uno de los nuestros

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(Rosa Mora)   Lo mejor de las novelas de Lennox, el detective privado creado por Craig Russell, son el propio investigador y el Glasgow de los años cincuenta, que el escritor escocés reconstruye magníficamente . El sueño oscuro y profundo es la tercera de la serie y la progresión, evidente. Cada nuevo título me gusta más que el anterior.   Lennox es heredero de los detectives clásicos norteamericanos. De padres escoceses acomodados, creció en la costa oeste de Canadá, donde asistió a los mejores colegios. Durante la II Guerra Mundial se alistó en la Primera División Canadiense. Cuando fue desmovilizado sin demasiado honor (vendía medicamentos a la población civil), se instaló en Glasgow (Escocia) y empezó a trabajar como detective privado. Tiene una oficina en Gordon Street pero pasa bastante tiempo en el Horsehead, donde suele encontrarse con el policía Jock Ferguson, compañero de armas que suele pasarle información a cambio de almuerzos y copas. En Lennox , la prim

Dos damas británicas conversan (y se añade una mediterránea)

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P.D. James La construcción de una historia policíaca puede basarse en una fórmula; la redacción no tiene por qué.   P.D. James (Lilian Neuman) Phyllis Dorothy James (Oxford, 1920) publicó su primera novela, Cubridle el rostro , en 1962. Cuando releyó el libro, por los años noventa, le pareció muy convencional. Esto lo escribe en una página del diario que llevó durante todo el año 1997. Allí, en La hora de la verdad ( Bruguera), reflexiona sobre diversos temas, también sobre el género que escogió sin saber que sería, al fin, su instrumento para crecer y multiplicarse: “La construcción de una historia policíaca puede basarse en una fórmula; la redacción no tiene por qué”. Ahí está su obra para demostrarlo, la afamada serie del inspector Adam Dalgliesh, y también los libros de la investigadora privada Cordelia Gray (y otros fuera del género).     Atención con P.D. James, la dama que asiste a misa, educada al punto de verse incapaz de ignorar una sola de las numerosas cart